El Amador de Cristo


El AMADOR DE CRISTO resarcirá la indiferencia y frialdad de los corazones consagrados a Dios. Durante el día, y particularmente entre las nueve de la noche y seis de la mañana, se unirá al coro de los Serafines para hacer con ellos actos de amor al Sagrado Corazón de Jesús, pidiéndoles que mientras le dure el sueño suplan por él en la presencia de Jesús Sacramentado; antes de acostarse le visitará y dejará encerrado su corazón en el Sagrario. Al acostarse dirá: “Yo duermo, pero mi corazón vela en el de mi Amado”. Si despierta por la noche, únase en espíritu a los celestiales amadores que deja en su lugar.

En la oración de la mañana le dará las gracias, y renovará la protestación de amor al Sagrado Corazón de Jesús, suplicándole que encienda el fuego de su divina caridad, casi extinguido en todos los corazones tibios y lánguidos, para que ahora y eternamente vivamos todos abrasados en sus amorosas llamas.

Dirá tres veces: “¡Oh Corazón amabilísimo!, arda nuestro corazón en el fuego del vuestro en tiempo y eternidad”.

Gran virtud del AMADOR DE CRISTO será la fidelidad de la esposa que roba el corazón de su Esposo con puros y ardientes afectos. Exactitud en las cosas pequeñas, todo por amor, y en todo animado del amor.

ORACIÓN

¡Oh Corazón amantísimo de Jesús!, fragua divina donde arde aquel amoroso fuego que vinisteis a traer a la tierra, y en que con tanto ahínco deseáis ver encendidos nuestros pechos. Ardan, Señor, hasta consumirse en esa llama suavísima. Ángeles de la corte celestial, os suplico rendidamente digáis al Autor de mi vida que desfallezco de amor.

¡Oh mi amado Jesucristo! Deseo amaros por los que no os aman ni corresponden a vuestras finezas. A este fin uno mis débiles afectos a los encendidísimos de los Serafines, a quienes pido que amen por mí y por todos los mortales al Sagrado Corazón de Jesús y que suplan mi tibieza y el tiempo en que, ocupado en el sueño o en otra cosa, dejo de amarle.

MAXIMA: Nadie puede alcanzar la posesión del cielo, donde se goza la plenitud del amor, si el mismo amor no le acompaña en el camino.

JACULATORIA: Corazón de mi amable Salvador, haz que arda y siempre crezca en mi tu amor.

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